martes, 14 de junio de 2011

La dama y la rata

¿Habéis visto alguna vez una rata muerta? ¿A que son repugnantes?. Yo me he encontrado a la misma tres veces. Y lo que es peor, la he tenido que tocar con mis manos esas tres veces. ¡¡Qué ascoooo!!.

Primer encuentro:

playa (2)

Iba paseando a mi perra, Dama, con una correa larga. Siempre que llegamos a la playita que hay cerca de casa suelto los siete metros de correa y ella va olisqueándolo todo. Encontró el rastro de la rata enseguida y la desenterró. Yo todavía no sabía que era una rata.

- Dama, ¿qué llevas en la boca?. A ver, ven aquí un momento.

Como es lógico no me contestó, pero debía ser un buen botín, pensé, porque intentaba que no la viera, se giraba para darme la espalda y me esquivaba cada vez que me acercaba. Finalmente la vi. El rabo medía más de un palmo y era inconfundible.

Momento de histeria.

- ¡DAMA VEN!, ¡DAMA NO!, ¡DAMA SIENTA, DIGO SUELTA!. ¡QUE SUELTES ESO MARRANA!.

Ni puñetero caso.

Tuve que utilizar la fuerza bruta y arrastrarla. Treinta kilos en peso muerto más la fuerza que hacía ella. Gané yo, aunque en la arena sus patas dejaron un rastro que parecían raíles. Luego tuve que abrir su mandíbula con una mano y sacar a la rata con la otra. Fue rápido. La lancé por los aires lo más lejos que pude. Estaba más seca que la mojama y era enorme. De vuelta a casa procuré no olerme las manos hasta poder lavármelas con lejía. Sólo con pensarlo me entraban arcadas.

Segundo encuentro:

Pasaban los días, y cada vez que nos acercábamos a la zona donde debió caer la rata, Dama estiraba más que nunca, por suerte yo tengo más fuerza que ella.

Pero un día medio nublado había un señor con la mirada perdida hacia el mar, de modo que me giré para ver en qué centraba su atención y me encontré con esto:

playa

Saqué el móvil, hice un par de fotos, las colgué en las redes sociales y cuando terminé... ¡¡había vuelto a coger la rata!!. ¡¡Por culpa del arco iris!! (sí, ya sé que la culpa fue mía pero mola más echársela a factores externos).

Me tocó hacer exactamente lo mismo que la primera vez, salvo gritar como una histérica. Ya sabía que no me iba a hacer caso, de modo que evité ponerme en evidencia delante de un desconocido.

¡En esta ocasión el olor era peor!. Me enjuagué un poco las manos con el agua pero la “fragancia” me acompañó hasta casa. Puaaaaaj.

Tercer encuentro:

Habían pasado muchos días y ya no estiraba cuando pasábamos por la “zona rata”. Ni siquiera me acordaba de ella.

playa (3)

El domingo por la mañana la saqué temprano, más o menos a las ocho. Al llegar a la playa me encontré a mi vecino con su perro (suelto) y los dos se pusieron a jugar. Como a esas horas no era previsible que apareciera nadie más, la solté para que corrieran y se bañaran tranquilamente. Error. Al verse libre, se olvidó del perro y se fue a buscar su tesoro. Dio con él. Igualita que Gollum. El problema es que esta vez estaba suelta y no podía recurrir a la fuerza para quitársela.

Tuve que poner en práctica todos los conocimientos adquiridos en el cursillo y usar psicología canina. Me acordé de las palabras de la educadora “tienes que transmitirle que estás enfadada y dar las órdenes de manera contundente”. Así que, sin ponerme nerviosa, con voz serena y firme me fui acercando a ella.

- Dama, NO. Sienta. Muy bien. Quieta. No. Quieta. Suelta. ¡Muy bien!.

Y la soltó.

El olor era nauseabundo. La volví a coger con una mano para deshacerme de ella, pero esta vez no me la jugué, la lancé a lo alto del muro de piedra, a una zona, espero, inalcanzable.

¡¡Qué olor!!. Ni el agua del mar, la arena, el barro y todo lo que me unté en la mano lo aplacaba. No sé cómo pude llegar a casa, se me revolvía el estómago cada vez que lo notaba.

Me lavé las manos con lejía tres o cuatro veces y ahora estoy pensando incluir unos guantes de látex junto con las bolsitas cuando salga de paseo, por lo que pueda pasar.

Y respecto a Dama... empiezo a pensar que el nombre que le puse no va muy acorde con su personalidad, ¿dónde se ha visto a una dama jugando con ratas muertas?.

5 comentarios:

Gybby dijo...

Uff menos mal que ya he cenado, si llego a leerlo antes de cenar lo dejo para mañana...... que asco me dan las ratas, y más putrefactas!! aaaargh
Yo te recomendaría mejor que los guantes de latex, guantes de esos que usan los de las centrales nucleares para coger el uranio!!
Aver si le cambian los gustos a Dama por que entre el popo y la rata tienes bastante.... o_O

Un beso!!

Pd: Mola la foto del (maldito) arcoiris!! :-)

Piri dijo...

admiro que hayas podido que dama soltara aquella asquerosidad, quizás no tanto para dama jajajajaajaj....

Y con su nombre pienso que algún día encontrarás algo de dama que tenga esa perra, pues mi perro por mas que elegí un nombre de perro tranquilo y obedientemente no hay caso es un destructor de todo lo que pille.

saludos vero!

Rose dijo...

Buff, qué horror no sabes como te admiro, no podría, buff, es un animal que me supera es pánico lo que le tengo es solo nombarlo y se me pone el vello de punta. Buff, a ver si Dama se olvida del maldito bichejo.

neuriwoman dijo...

gRAN relato de terror porque de ahora en adelante tendras que llevarte unos guantes del todo a cien para las emergencias.

Además tu confirmas el dicho que el hombre es el único animal (con perdón) de tropezar dos veces en la misma piedra. Que tu ya has tropezado tres veces en la misma rata.

Besotes guapisima.

Verónica dijo...

Gybby, es que hace mucho calor para ir con ese tipo de guantes... si no... jejeje. (también le he tenido que sacar cacas, pero lo había borrado de mi memoria).

Piri C. pues si que estuvimos acertadas a la hora de poner nombres, en fin, los queremos tal y como son, jajaja

Rose, a mi me pasa igual con los saltamontes, pero las ratas vivas tampoco me hacen gracia. Este año hemos arrancado la parra porque sospechábamos que acudían ratas a comerse las uvas...

Neuriwoman, la que tropezó fue Dama!!!! jajajajajaja

Y yo que me pensaba que los que tenéis perro me ibais decir: "no pasa nada, es normal, el mío también lo hace..."

17 de junio de 2011 22:09