sábado, 24 de diciembre de 2011

¡Felices Fiestas!

Quiero desearos a todos una Feliz Navidad y un buen año 2012, y que podamos seguir compartiendo experiencias desde nuestros blogs.

¡¡Besos!!

Verónica

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La acelga que quería ser ciprés.

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Érase una vez una acelga que soñaba con ser ciprés: alta, esbelta y hermosa. Todavía recuerda el día que trajeron a sus hermanos y su destino cambió.

Era una simple semillita, sin brotes, agazapada en la tierra. La más fuerte de sus hermanas. Toda una superviviente. Las máquinas que lo arrasaron todo para urbanizar la zona no pudieron con ella. ¡No la vieron!. Suspiró de alivio el día que se marcharon. Pero las cosas empezaron a torcerse. Pasaban los días y el hambre hizo acto de presencia. La tierra se secaba. El señor mayor que siempre la regaba ya no venía. ¡Se había olvidado de ella!. “Tal vez se lo llevaron las máquinas, como al resto de mi familia, ¿qué será de mí?”, pensó con cierto pesar. Y un buen día aparecieron otra vez las máquinas y empezó a temblar de miedo. Había conseguido esquivarlas una vez, ahora no tendría tanta suerte. Notaba como se acercaban, haciendo agujeros por todas partes. Estaba muy asustada. Al cabo de un rato todo quedó en silencio. ¡Pasaron de largo!. ¡Se salvó!. No daba crédito a su suerte. En unos días la tierra se inundó de agua enriquecida. Recuperó las fuerzas y poco a poco empezó a crecer. Hasta que por fin asomaron los primeros brotes y vio la luz del día. “¿Dónde estoy?”, preguntó, “¿y los tomates?, ¿y las berenjenas?, ¿y los pimientos?”. No estaban. Todo lo que conocía había desaparecido. En su lugar había unos plantones extraños. Jamás había visto nada parecido. Reunió las fuerzas necesarias e intentó comunicarse con ellos.

- Ehhhh. ¿Hola?. ¿Quiénes sois?.

- ¿Te diriges a nosotros? – le preguntó el más grande con bastante suficiencia.

- Sí.

- ¡Somos cipreses!. ¿No es evidente?.

- Yo, bueno…

- ¡Qué sabrá una vulgar acelga!. No sé qué diantres haces aquí.

- Pues… siempre he vivido aquí. Y mi familia también…

- Debe haber sido un error. Nosotros somos plantones. Criados y adiestrados específicamente para ser ornamentales. Hemos salido de los viveros más duros, con la formación necesaria para aguantar todas las adversidades: meadas de perros, de gatos, niños. ¿Y tú?. ¿Qué formación has recibido tú?. No tienes derecho a estar aquí. Estropeas el entorno. Espero que te arranquen en la próxima revisión.

La acelga se quedó bastante desanimada. Esperando la temida revisión. Y llegó, pero no pasó nada. La dejaron donde estaba. No se lo podía creer. Ella, una simple y llana acelga rústica había pasado a ser una acelga urbana. Una acelga ornamental. Tan fuerte como cualquier ciprés.

Sin embargo los cipreses no lo pasaban nada bien. Algunos sucumbieron a los pipis de los perros y empezaron a secarse, a unos cuantos los arrancaron sin más, por pura diversión y a otros se los llevaron a jardines privados, lejos de sus hermanos. La acelga no despertaba el interés de nadie y crecía sana y robusta, alimentada por el riego por goteo. Dando las gracias al destino, que le ha permitido ser una acelga feliz, lejos del puchero del hervido y de los revueltos con jamón.

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Aprovecho el post para deciros que sigue en pie lo que una vez me tocó organizar a mí: “El Proyecto de Lectura Encadenada”. Va por su 12ª edición y lo organiza “Mi Camino”. Os animo a participar.