viernes, 18 de noviembre de 2011

Matasanos

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Hoy tocaba revisión médica en el trabajo, y al ser tan pocos, somos nosotros los que nos tenemos que adaptar al horario del furgón, y no al revés.Tenían previsto llegar a las 12:00 y debíamos estar en ayunas, como mínimo, desde tres horas antes.

Me he levantado temprano para desayunar algo contundente pero no he podido. A esas horas sólo me apetecía un vaso de leche, de modo que he tenido que pasar por la panadería para comprarme algo. Como no tenía apetito no me decidía por nada. Al final he optado por algo salado. Debía comérmelo antes de las 9 para ir bien de tiempo. Lo he hecho, aunque casi, casi a la fuerza.

Y ha llegado la hora en cuestión. Han sido puntuales. Lo bueno, no estaba tan desmayada como otros años, cuando es a las ocho.

Me ha tocado entrar la última y por lo que he sabido después, he sido la última de toda su jornada laboral, cuando ya se les había agotado la paciencia a todos.

Después de medirme, pesarme y hacerme las preguntas de rigor, han procedido a la extracción de sangre. Era una mujer unos diez años mayor que yo.

- Súbete la manga.

Me he subido la manga del brazo derecho, como siempre he hecho.

- Ese no, el otro.

Me he subido la manga del brazo izquierdo.

- Muy bien. Ahora cierra el puño de la mano derecha, apóyalo en la mesa y pon el brazo izquierdo encima.

¿¿¿???.

He hecho lo que me pedía. Acto seguido me ha atado la goma para buscar venas y ya no he querido mirar.

He notado el pinchazo enseguida. Una vez. Otra vez. Otra vez. Luego he notado cómo hurgaba con la aguja. Dolía mucho.

- Si te hago daño dímelo

- Me haces daño.

- ¡Es que es normal!. Estoy buscando la vena.

Entonces ¿para qué preguntas?, digo yo. Se me ha saltado una lágrima del dolor y de la sensación de notar la aguja. Había un compañero esperando para entrar en la zona del médico y se ha dado cuenta enseguida.

- Vero, ¿por qué cierras los ojos y miras a la puerta?.

Primero, sí, tengo los ojos cerrados, por tanto, no miro a ningún sitio. Y segundo, ¿es necesario preguntarlo?. Si cierro los ojos es porque no quiero mirar.

- ¡Si no pasa nada!. Además, puedes mirar que ya está.

He mirado y sí, ya había sacado la aguja y me estaba poniendo un algodón.

Buf. Ya ha pasado lo peor, he pensado. Error.

Me había pinchado las tres veces casi al lado del codo, ¿qué vena hay por ahí?. Nunca me habían pinchado tan arriba. De repente, así sin avisar, me ha puesto otra vez la goma en el brazo y ha vuelto a coger la aguja.

Qué daño. Otra vez igual. Venga a hurgar en mis venas. Aunque en las de siempre.

- ¡Es que si estás tensa no hay manera de hacerlo!.

¿Cómo quiere que esté?. ¡Si no me ha dicho que volvía a la carga!.

Nunca me había pasado. Me he puesto mala. Me ha entrado un sudor frío. Se me ha secado la boca y ya se me estaba nublando la vista. ¡Pero no quería montar un numerito!. Así que he aguantado como buenamente he podido.

- Ya está. Esta vez sí. Ahora aprieta el algodón y pon la frente ahí. Revisión ocular.

¿Cómo?. ¿Ni un minuto para recuperarme?.

Con la vista nublada no hace falta que diga que no he acertado ni una. Y se ha desquiciado bastante.

- ¿Seguro que no necesitas gafas?

- No es que...

- Da igual, ahora el oído. Entra ahí dentro y da un toque a la ventana cuando oigas los pitidos. Y no te sueltes el algodón.

- Pero...

Portazo

Vale. La había entendido bien, había que dar un toque al cristal cuando escuchase un sonido, pero es que siempre ha sido al revés. Siempre he tenido que dar un toque cuando dejara de oír los sonidos. ¡Y estaba aturdida por la extracción!. ¡Y me había dicho que no soltase el algodón!. Así que han empezado los sonidos y no te tocado el cristal.

- ¿Que no oyes nada o qué?

- Sí.

- ¿Y por qué no tocas?. ¿Cómo quieres que sepa si oyes bien si no estás tocando?

- Es que...

- Empezamos otra vez. Y toca el cristal por favor.

Qué mujer más desagradable. Habrá que ver lo que dice mi informe: ciega, sorda y tonta.

Por contra, la doctora del reconocimiento ha sido un encanto. Casi ha conseguido que me olvidara de la otra. He dicho casi. Me he ido a casa con una sensación súper desagradable en el cuerpo. ¿Cuesta tanto ser amable?.

Ah y encima he sido la comidilla del trabajo. Cuando me iba a comer he visto las típicas risitas y me han hecho todos la preguntita:

- Vero... ¿qué te ha pasado?. ¿te dan miedo las agujas?. Jajajajajajajaja

- Pues a mí no me hace gracia. Todavía estoy mareada por culpa de la bestiaja esa. Y además tengo hambre.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Faros

Hace unos días vi un mini reportaje sobre los faros habitados que quedan en la Comunidad Valenciana. Creo que olvidaron mencionar uno.

En el puerto de Burriana tenemos dos faros importantes (hay otros dos, pero son más pequeños), el verde de la Escollera de Levante…

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… y el rojo de la Escollera de Poniente.

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Mis padres llevan más de treinta años regentando este restaurante-faro. Nunca ha sido nuestra vivienda pero poco ha faltado. Cuando mis hermanos y yo éramos pequeños nos adaptaron una habitación en la parte de abajo, en la antigua discoteca “Seven”. Ahí pasábamos las horas mientras ellos trabajaban arriba. Bueno, realmente pasábamos pocas horas ahí metidos, sólo cuando caía la noche o salía un día lluvioso. Éramos más bien silvestres, todo el día pescando, trepando por las rocas, navegando con nuestra pequeña barquita de remos, dando paseos en bicicleta, etc… Todo lo que no hacen los niños ahora.

Durante estos años he visto dos reformas importantes en la escollera. En la primera reforzaron toda la roca y nos quitaron el “gambero”, así lo llamábamos. Era una especie de cuarto oscuro con un pozo conectado con el mar. Ahí guardábamos la barca y en el pozo pescábamos gambitas, cangrejos, anguilas y algún que otro pulpo. Hubo unos años que también venía mi abuelo a pescar. Recuerdo la fuerza con la que lanzaba las cañas y los cacho-dorados que sacaba de dos en dos. No he vuelto a ver a nadie capaz de hacer tal cosa. Pero también me acuerdo de los almuerzos y meriendas que nos pegábamos. Todo light.

En la segunda reforma dejamos de estar solos en la escollera.

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Ahora hay otro edificio más moderno justo enfrente, un puerto deportivo, talleres navales, farolas, dos carriles para coches, un paseo para peatones, aparcamiento etc… Y aunque hemos ganado en servicios y comodidad, creo que ha perdido parte de su anterior encanto.¡¡Ya no se pueden caer los coches al mar!!.

martes, 1 de noviembre de 2011

Señales

No, este post no tiene nada que ver con cuarto milenio o cierta película de extraterrestres. Este post tiene que ver con auténticas señales que se encuentran a disposición de todo el que necesite comprarlas. Las he encontrado en un catálogo, cuando buscaba una especial para un cliente. Mientras pasaba las páginas, no he podido dejar de preguntarme: ¿de verdad es necesario poner estas señales para que la gente no haga ciertas cosas?.

He hecho una pequeña selección:

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Sí, seguro que más de uno apila hasta el infinito porque nadie se ha molestado en poner esta señal.

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¿Por qué?. ¿Qué puede pasar?. ¿Aplastarme?. ¿A mí?.

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Señores trabajadores, se les ha acabado el chollo con esta prohibición. Ya no se puede ir por la nave recogiendo a gente para ir a almorzar. Habrá que ir a pie. Qué fastidio.

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¿Helados?. ¿En qué situación puede estar única y exclusivamente prohibido comer helados?.

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Con esta señal se acabaron las carreras de patinete-transpalet. Los trabajadores ya no tendrán nada que hacer en las horas muertas, aunque como irán a pie a almorzar, se habrá reducido considerablemente el número de este tipo de horas.

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Vaya, vaya. Si no se puede escalar estanterías ni usar el torito para subir a personas ¿cómo podrán coger las cosas del último estante?. ¿Con una escalera?, no, eso no tiene emoción. Lo que mola es arriesgar la vida.

Y para acabar, un pequeño examen, vamos a comprobar si podríais sobrevivir a un accidente laboral gracias a las advertencias de este grupo de señales.

Top 15 12 de señales raras.

1. SEÑAL30

“Peligro rayos de sol”. Error. Si os encontráis esta señal ya podéis salir corriendo: “¡Peligro! Radiaciones láser”.

2.SEÑAL31

“Faraón egipcio anda suelto”. Error. “Radiaciones ultravioletas en soldadura”.

3. SEÑAL32

Esta estaba clara desde el principio: “plantas peligrosas”, sí, sí. Error. “Riesgo de salpicaduras”.

4.

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¿”Gases tóxicos”? o por lo menos vista de lejos es lo que parece. Error. “Peligro de atrapamiento y proyección de partículas”.

5.

SEÑAL35

“Precaución, enamoradizos en la zona”. Error. “'¡Peligro!. Alta temperatura.”

6.

SEÑAL37

“Riesgo de ahorcarse”. Error. “Objetos fijos a baja altura”, o lo que es lo mismo, “cuidado con los chichones”.

7.

SEÑAL38

“No tocar”. Error. “Campo electrostático”. Bueno, casi acierto, ¿no? al fin y al cabo no hay que tocar.

8.

SEÑAL39

“¡Peligro!. Porras descontroladas”. Error. “¡Atención! aire comprimido”. En esta se han rayado.

9.

SEÑAL40

No me sugiere nada. ¿Qué cruel destino sufriré por no tomar las debidas precauciones al ver esta señal?. Error. Eso no es una respuesta válida. “¡Peligro!. Encendido automático”.  Que depende de qué sea lo que vaya a encenderse puede ser más o menos grave.

10.

SEÑAL41

A estas alturas del test ya me doy por aplastada, radiada, chamuscada etc. No sé que me puede pasar ahora. Error. Eso no es una respuesta válida. “Mantenerse alejado del sistema articulado del cazo”. Toma ya, lo que yo decía, aplastada.

11.

SEÑAL42

Esta ya me va sonando, tendrá que ver con las máquinas atrapa-regalos de las ferias. Error. “¡Peligro!. Sólo manipulación mecánica”.

12.

SEÑAL45

“Silencio. Gente echando la siesta”. Error. “Zona confinada. Riesgo de asfixia”. Que además es la señal que me pedía el cliente.

Y eso es todo, iba a ser un top 15 pero ya me he cansado de tanta señal.

¿Vosotros qué tal?. ¿Habéis acertado alguna o seriáis pasto de los accidentes laborales?.