sábado, 25 de junio de 2011

Para chulo, chulo…

El otro día vino a darme la tarde un individuo. Me recordó a este personaje de “Amar en tiempos revueltos” (serie que no veo pero sí que sigo, a ver cómo se explica eso).

Andres_mediana

Bajé un par de veces a la nave y ya me fijé en él. “Ojalá sea cliente con ficha y no tenga que subir a pagar”, pensé, tal era la que les estaba montando a los de abajo.

Pero no tuve esa suerte.

Entró sin llamar y sin saludo alguno.

- ¿Para pagar?

- Aquí mismo.

Y se sentó en la silla que hay delante de mi mesa. “Mal empezamos”. ¿Quién se sienta en una silla para pagar?, sé, por experiencia, que son únicamente los que tienen previsto quedarse un buen rato.

- Te pago, pero hazme factura.

- Muy bien. Dígame los datos.

- Ya los tienes, que he venido más veces.

- Es posible, dígamelos y lo compruebo.

Efectivamente, había venido una única vez, hace más de un año.

- ¡Esto es un coñazo!. ¿No me puedes abrir ficha?

- Mmmm, sí, puedo abrirle ficha de contado, cuando venga tiene…

- ¿Contado?

- Sí, es que ahora no abrimos otro tipo de fichas.

- No me lo creo. Me estás engañando.

- No le estoy engañando. Sólo abrimos fichas de contado y, si el volumen de compra aumenta o viene más a menudo, se negocia otra forma de pago porque…

- Que no me lo creo.

- Bueno, pues es lo que hay. ¿Le abro ficha de contado o qué?.

- Sí. Pero sigo sin creerme que no abras fichas.

Lo ignoro.

- Muy bien. Tengo todos los datos pero me faltará un número de teléfono.

- ¿Número de teléfono?. ¿Por qué?.

Ya me estaba poniendo de los nervios.

- Para abrir ficha necesito un número de teléfono, son las normas.

- Te daré el de la oficina, mi móvil no. Mi móvil no se lo doy a nadie.

- Como usted quiera.

El tío estaba espatarrado en la silla con una pinta de chulo que “pa qué”. Mientras tanto, preparé la factura de lo que se había llevado.

- ¿Cómo me pagará?, ¿en efectivo o tarjeta?-

No me contestó. Sacó la cartera, rebuscó y me lanzó una tarjeta. Era una de esas tarjetas con el nombre de la empresa y una foto del susodicho, de modo que no le pedí el D.N.I.. Pero era de chip.

- Disculpe, tiene que pasar e introducir el PIN.

Silencio absoluto, pasividad total y mirada desafiante. “¿No me habrá oído?”, pensé.

- Mmmm, señor, tiene que pasar a introducir el número secreto, el chisme este no es inalámbrico y no se lo puedo acercar yo.

Se levantó y se acercó al tarjetero. Yo me giré, para darle intimidad. Escuché sólo un pitido y al momento el aparato hizo la llamada y salió el papelito: “Operación cancelada, necesario introducir PIN”.

- Ehhh, se ha debido de confundir en algún número porque no ha pasado.

- ¿Cómo que no ha pasado?. ¿Y ese papel que ha salido qué es? ¿Eh?.

- En este papel se lee claramente “operación cancelada”, ¿no lo ve?.

Volvemos a empezar. Otra vez un sólo pitido y otra vez el mismo papel.

- Oiga, no está poniendo el PIN.

- Sí que lo estoy poniendo.

- Pues yo sólo he escuchado un pitido.

- Lo he puesto.

- Bueno, pues no ha pasado. Vamos a volver a probar.

¡Otra vez lo mismo!. ¡Os lo juro!.

- A ver señor, el PIN son cuatro números y yo sólo he oído cómo apretaba uno. No lo está haciendo bien.

- La que lo hace mal eres tú. No tienes que darle al botón verde.

- ¿¿¿¿¿??????. Bueno, pues vamos a volver a empezar.

Meto la tarjeta, introduzco la cantidad y me dispongo a darle a validar cuando…

- ¡Quieta!. Ves, ahora tú aprietas ese botón verde y por eso te pide el PIN.

- Ya, pero ese botón es “continuar”, “validar”, si no lo pulso no avanzamos.

Y lo pulso.

Y me pide el pin.

- Ve, ahora tiene que introducir el PIN.

- ¡NO LO PIENSO PONER PORQUE NO LO HACES BIEN!.

Me hace dudar, y pienso si no será de esas tarjetas que pasan igual sin necesidad de poner el PIN, pero no lo es. PIN obligatorio.

- Mire, yo lo estoy haciendo bien, es usted el que no está poniendo el PIN. Podemos estar así toda la tarde.

- Bueno, si me lo pones tan difícil te pagaré con dinero.

Y me pagó con dinero. Le puse el cuño de “PAGADO” en la factura y se la di. Echó un vistazo y volvió otra vez a la carga.

- ¿Y esto cómo se sabe que está pagado?

- Ya le he puesto el cuño a su copia y a la mía.

- Pero es un cuño estándar que puede comprar cualquiera. Quiero que me la firmes tú como que está pagada.

En esos casos suelo discutir, pero estaba tan harta del personaje que firmé sin rechistar. ¡Menudo tipo!. Espero que tarde por lo menos otro año en volver.

Y para quitar el mal rollo que crean este tipo de situaciones os dejo una canción divertida de Delafé y las Flores Azules.

11 comentarios:

ideesmagistrals dijo...

Vaya estrés de hombre!!! Qué alucine! Yo no habría aguantado tanto como tú!!

Jota Mate dijo...

Hay gente que ha nacido para molestar. Es genético y aunque uno le pida mucho al Espíritu Santo por ellos, sólo un milagro los puede cambiar.
Saludos.

Gybby dijo...

Madre mía!! Me he estresado solo de leerlo!! Vaya un tío cansino!! En mi curro hay veces que tengo situaciones similares y vendería mi alma al diablo para que en ese momento apareciera en mi mano una porra eléctrica de esas que dan una descarga de un millón de voltios y darle unos cuantos toques hasta que perdiera la memoria para ver si así deja de ser tan gilipollas!! O_o

Un besazo Vero!!


PD: yo tampoco veo lo de amar en tiempos revueltos y también estoy al tanto de lo que pasa!! Mi madre me pone al día rápido cuando se quiere desahogar!! XD

Piri dijo...

que tipo mas desconfiadooo, introduce PIN, introduce PIN, introduce PIN... jajajaja admiro tu paciencia casi manteniendo la amabilidad, a mi se me hubiera escapado de las manos!

saludos vero.

Inés dijo...

Diooooooos, y luego dicen que mi trabajo es estresante, esto no lo habría aguantado.

Porque encima tú le hablabas de usted y él no!! Le hubiese mandado más a gusto con su Santa Madre!!!

Pacienciaaaaaaaaaaaa, como dice en chiste: que te dé Dios paciencia porque como te dé fuerzaaaaaa, jajajaja!!

Un besazo guapetona!

Blue as the sea dijo...

jajaja! Menudo individuo... tú debistes pasar un mal rato, pero el que no debe ser feliz consigo mismo es él. Pobre individuo.

Lo que diga el espantapájaros dijo...

Puf, qué ganas de darle una paliza al tipo ese!! Qué pena que estuvieras trabajando y no pudieses mandarlo a la mierda. Por qué hay gente tan torcida, por qué no se quedan en su casa y se amargan solo a sí mismos, por qué es ilegal darles un guantazo a los clientes imbéciles??? Grrrr!!!!

un ratón dijo...

Pufff estaba leyendo la entrada y me estaba hirviendo la sangre, te entiendo un montó hay veces que le estamparías con el teclado en la cara y le dirías "¿por donde íbamos", yo me consuelo con pensar que algún día darán con la horma de su zapato.
Un beso

Verónica dijo...

¡Hola chic@s!

Pues no es de los clientes más desagradables que me he encontrado... Algunos me han hecho llorar de rabia. Es lo que tiene estar cara al público y con unas normas que acatar.

A aguantar, aunque la batería de mi paciencia está empezando a agotarse...

neuriwoman dijo...

Ayyy...tesoro y no te dio miedo darle la espalda para que metiese el pin?? Yo con un tipo de esos a tres metros de distancia como mínimo, que luego son capaces de darte una colleja y decir que tienen un tick nervioso.

Ole mi Vero.

Verónica dijo...

Vaya Neuriwoman... ¡No se me había ocurrido!. Sin embargo no le quité la vista de encima a su compra: llaves fijas, inglesas y de fontanero... ¡Qué miedo!