sábado, 22 de mayo de 2010
Pequeñas cosas que… ¡no me gustan nada!
Verónica
Una vez más, inspirado en un post de Sil.
miércoles, 19 de mayo de 2010
¿Para qué sirven estas pegatinas?
Mejor, replanteo otra vez la pregunta: ¿qué representan exactamente? ¿que el resto de los conductores tenemos que ir con más precaución?
Lo digo porque he hecho un estudio exhaustivo esta semana y estos son los resultados:
8 de cada 10 adelantamientos temerarios que me han hecho eran coches con pegatinas de este tipo.
Como temerarios me refiero a estos casos:
- Adelantarme con raya continua.
- Adelantarme y cortarme el paso en rotondas.
- Yendo yo a la velocidad máxima permitida, adelantarme casi al doble de velocidad.
- Adelantarme viniendo coches en el sentido contrario y tener que apartarme yo.
Pero sin duda, la que se lleva el premio es una que me adelanta casi todas las mañanas (unas veces en este caso y otras en los de antes):
- Vía urbana, raya continua, sin apenas visibilidad al ser curva, velocidad máxima permitida 30, aunque yo voy a 40. Pues me ha adelantado un par de veces por la derecha utilizando el carril bici. Increíble pero cierto.
Entiendo que a las 8:15 la gente va rápido porque llega tarde para dejar a los niños en el colegio o la guardería, pero se me ponen los pelos de punta al pensar que con esos/as fitipaldis van niños. ¡¡Si se les hace tarde que madruguen más, leches!!
Verónica
domingo, 16 de mayo de 2010
Experimento con el post anterior
Dos posts en un día es más de lo que he escrito en mi vida… pero como no me gusta el fútbol tenía que entretenerme con algo.
Tengo bastantes entradas de gente de otros países, así que se me ha ocurrido copiar y pegar la anterior entrada y mediante google traductor pasarla del español al inglés y después otra vez al español.
Este ha sido el resultado (subrayo las más graciosas):
No temprana. Sonriendo. El almuerzo del sábado con mi abuelo. El mar. Mi perro viene a saludarme. La paella de mi madre. 19:00 pm de lunes a viernes. De conducción, pero no las ciudades. Ir a una librería. Los sábados y domingos. Leer. Una cerveza de verano con amigos. Las sorpresas. Caminar descalzo en la playa. Chocolate. Enviar tarjetas postales. Sueño con Kiss FM. Viajes. Una ducha caliente en invierno. Las puestas de sol rojo. Tome fotos de todo. El olor a azahar. Las reuniones de trabajo. Ir de compras con mi madre. La ruta de la tapa. Llorar de alegría. Ver una película en el cine. Risita. Un comentario en mi blog. La música en mi iPod. Escuche historias de mi abuelo. El regreso a casa. La buena noticia. Llévame allí. Una ducha fresca en verano. Recepción de pedidos. Examinar. Comer en la calle, cuando sean partes. En la segunda parte. Añadir algo nuevo a mi piso. Las cosquillas. Disfrute de un concierto. Las olas del mar. Opina sobre los blogs que me gustan. Ver el sol junto al mar. Una buena historia. Las pezuñas de mi perro. Comer una naranja. Tatuaje pequeño. El olor de la pólvora después de una traca. En improvisada. Cena con mi hermano Pedro. Las atracciones de feria. Ver mis plantas a crecer. Las terrazas de verano. Una banda de música por la calle. El primer sorbo de un bote de Coca-Cola. Los terceros. Ríete de mí mismo. La adrenalina puesta en libertad. Hacer un regalo. Silencio. El consejo de mis padres. Agnes Escuchar y Lucy. Stretch. Desayuno hoteles. Un chisme jugoso. Ser un turista en el sitio. Los sueños hermosos. La fractura de un banco. Las mantas en invierno. Trae colores y calcetines a rayas. Cócteles de bienvenida. Miradas de complicidad. Todos los tipos de bufandas. Encuéntrame diez euros en el bolsillo. Quédese en casa en días de lluvia ... y creo que todavía puedo pensar en un poco más, pero lo dejo para una secuela.
¡¡Hay que ver lo que hacemos cuando estamos aburridos!! ¿verdad?
Verónica
Lo que más me gusta:
No madrugar. Sonreír. Los almuerzos de los sábados con mi abuelo. El mar. Que mi perro salga a recibirme. La paella de mi madre. Las 19:00h de lunes a viernes. Conducir, pero no por ciudades. Entrar en una librería. Los sábados y los domingos. Leer. Una cervecita en verano con los amigos. Las sorpresas. Pasear por la playa descalza. El chocolate. Enviar postales. Dormirme con Kiss fm. Viajar. Una ducha calentita en invierno. Los atardeceres rojos. Hacer fotos a todo. El olor a azahar. Los reencuentros. Ir de compras con mi madre. La ruta de la tapa. Llorar de alegría. Ver una película en el cine. La risa tonta. Un comentario en mi blog. La música de mi iPod. Escuchar las historias de mi abuelo. Llegar a casa. Las buenas noticias. Que me lleven por ahí. Una ducha fresquita en verano. Recibir postales. Navegar. Cenar en la calle cuando son fiestas. Las segundas partes. Añadir algo nuevo a mi piso. Las cosquillas. Disfrutar en un concierto. Las olas del mar. Comentar los blogs que más me gustan. Ver salir el sol por el mar. Una buena historia. Las pezuñas de mi perro. Comerme una naranja. Tatuarme algo pequeño. El olor a pólvora después de una traca. Los días improvisados. Cenar en casa de mi hermano Pedro. Las atracciones de feria. Ver crecer mis plantas. Las terrazas de verano. Una banda de música por la calle. El primer trago de una coca-cola de bote. Las terceras partes. Reírme de mí misma. Liberar adrenalina. Hacer un regalo. El silencio. Los consejos de mis padres. Jugar con Inés y Lucía. Desperezarme. El desayuno de los hoteles. Un cotilleo jugoso. Ser turista en algún sitio. Los sueños bonitos. Romper una hucha. Las mantas en invierno. Llevar calcetines de colores y rayas. Los cócteles de bienvenida. Miradas de complicidad. Todo tipo de bufandas. Encontrarme diez euros en un bolsillo. Quedarme en casa los días lluviosos… y creo que aún puedo pensar en unos cuantos más, pero lo dejo para una segunda parte.
Verónica
Post sugerido por Inner Girl, inspirado también en el de La Rizos y Sil.
viernes, 14 de mayo de 2010
Insultar gratuitamente. Segunda parte.
Me ocurrió hace unos años, pero como no tenía blog no lo pude contar. Hace poco he tenido una experiencia que me lo ha recordado, así que, os presento la segunda parte de “Insultar gratuitamente”.
Agosto de 2006. Después de mi primera reunión de vecinos quedé para tomar algo con unos amigos. Optamos por una terraza que, hasta la fecha, frecuentábamos habitualmente. Nos pedimos lo de siempre y me puse a relatar mi experiencia como propietaria con voz y voto. Era temprano y la terraza estaba casi vacía.
Apareció un señor (todavía merecía ese calificativo) de unos setenta años y se sentó en la mesa que había al lado de la nuestra, dándonos la espalda, de modo que yo era la que estaba más cerca de él. Le sirvieron el primer gin-tonic y comenzó el monólogo. Hablaba de muchas cosas, se quejaba del alcalde, de los concejales, de las calles, ambulatorio etc., vamos, de todo y nada a la vez. Al principio causó cierta expectación entre la clientela y los viandantes y le siguieron sirviendo gin-tonics. Cuando la terraza empezó a llenarse la gente dejó de prestarle atención.
Entonces su monólogo se volvió un tanto grosero. Pero la gente seguía sin prestarle atención. Empezó a escuchar la conversación que manteníamos en nuestra mesa y después la debatía exaltado. Nos quejamos a la dueña y su respuesta fue: “chicos, tened paciencia, yo le estoy siguiendo la corriente a ver si se va”. Si, y sirviéndole más y más gin-tonic, pensé yo, ¿así cómo se va a ir?.
Un tanto harta y para que dejara de opinar sobre todo lo que yo hablaba, cambié de tema y me puse a hablar de un programa de gestión de empresas llamado “logic win”. “¡¡Tu no tienes ni idea de logic win!!”, comentó gritando. Detectamos tal grado de violencia en su modo de expresarse que, como la terraza ya estaba llena y no podíamos cambiar de mesa, optamos por apartarnos un poco.
Y estalló la bomba.
Al señor le molestó el gesto. Se giró hacia mi y empezó a chillarme exaltado (debido a la estupefacción, no recuerdo muy bien todo lo que me dijo, pero fue algo así):
“ANALFABETA, PERCEBE DE MIERDA, QUE NO TIENES NI IDEA DE NADA, INCULTA, QUE HABLAS DE COSAS QUE NO SABES” y otra vez “ANALFABETA, PERCEBE DE MIERDA... “
Imaginaos la escena.
En la terraza se hizo el silencio.
Todo el mundo mirándonos.
Claro, el pensamiento general fue “¿qué le habrá hecho la chica al pobre anciano para que salte así?” Lo vi en sus miradas atónitas. Así que mi reacción fue echarme a llorar, sobre todo de impotencia y vergüenza. No estoy orgullosa, tendría que haberme defendido, pero no pude.
Cuando vino la propietaria a mediar, y tuve el apoyo de mis amigos me atreví a plantarle cara. Pero ni con esas, era como echar más leña al fuego. El tío insistía. Le decía a la dueña que yo era todo eso por que hablaba de cosas que no tenía ni idea.
¿Y qué solución puso la propietaria? Servirle más gin-tonics, pero dentro del local, y pedirme unas simples disculpas. (¡¡ni siquiera me invitó a una cañita!! ¡¡Eso hubiera estado bien!!)
Poco a poco volvió la calma, pero durante un rato noté todas las miradas y cuchicheos clavados en mi.
Mis padres llevan toda la vida un negocio de hostelería y sé que ante la primera queja de un cliente hay que poner remedio. Y nunca dejar que la cosa llegue a esos extremos. Por eso no he vuelto a pisar esa terraza.
Cuando les contamos la escena a otros amigos me dijeron que fui una tonta al echarme a llorar, que le tendría que haber cantado las cuarenta. Tengo claro que más de uno y algunas (P. y R.) le habrían dado un par de galletas. Ahora creo que debería haber pedido las hojas de reclamaciones. Y vosotr@s ¿qué habríais hecho?
Verónica
domingo, 9 de mayo de 2010
La Paella y los valencianos
Siempre que veo este anuncio por la tele me indigno:
(Pincha aquí si no ves el vídeo)
Los valencianos seremos muchas cosas, pero no gilipollas (con perdón) y cuando hacemos “nuestras típicas paellas monumentales” la vajilla que utilizamos ¡¡es desechable!!!
Y tampoco puedo creerme que limpien el paellón o paellera con fairy, ya que sé de buena tinta que en hostelería se utilizan otros productos más eficaces.
Por tanto, lo único real en este spot es el hecho de que a los valencianos nos gusta la paella.
Es el plato típico de los domingos. En fiestas hacemos las, ya mencionadas, paellas monumentales, noche de las paellas, concurso de paellas etc.
Y también es divertido cuando nos reunimos un grupo de amigos y hacemos la paella entre todos, el resultado suele ser arroz con color y poco más. Yo nunca he conseguido hacer una paella en condiciones, así que ahora opto por encargarlas, porque también hay varios locales que se dedican exclusivamente a hacer paellas por encargo.
Sin duda es mi plato favorito y lo que más echo de menos cuando estoy de viaje en otras tierras.
Aquí os dejo algunas fotos de paellas que no he hecho yo, pero si saboreado.
Verónica