La escollera donde está situado el restaurante de mis padres se ha reformado dos veces en toda su historia.
Este era el aspecto antes de la primera reforma:
Daba un poco de miedo entrar y aparcar. Más de un coche fue a parar al agua, ya os contaré una historia con una monja…
En la parte izquierda del muro había un cartel pintado que ponía:
PROHIBIDO BAÑARSE DENTRO DEL PUERTO
ES MUY PELIGROSO HACERLO EN ESTA ZONA
Allá por 1998, reforzaron toda la parte exterior con más piedras, hicieron un mirador en la esquina y ampliaron un poco la zona de aparcar, cosa que, los que nos sacamos el carnet de conducir ese año, agradecimos bastante.
Y es aquí donde me detengo.
Por las noches únicamente se iluminaba un poco el aparcamiento con unos focos que encendía mi padre, de modo que era el lugar perfecto para ir a “festear” (iban las parejitas a pasar un ratito de intimidad).
Así que fue muy gracioso cuando después de la primera reforma, enlucieron la parte de arriba del muro y borraron la primera parte del cartel, quedando únicamente:
ES MUY PELIGROSO HACERLO EN ESTA ZONA
Mi padre tuvo que pintar encima para intentar borrarlo.
En 2007 finalizó la segunda reforma y la escollera quedó así:
Pero a día de hoy, todavía puede leerse parte del cartel:
Ahora ya no va nadie a festear, y tampoco pueden caer los coches al agua. Ha ganado en espacio pero ha perdido parte de su encanto.
Verónica.